- Disbiosis e intestino irritable - Enfermedades digestivas

La disbiosis y el síndrome del intestino irritable
¿Qué es la disbiosis y cómo afecta la disbiosis al síndrome del intestino irritable? Estas son dos preguntas con las que seguramente te habrás encontrado alguna vez.  La disbiosis es la pérdida del equilibrio de la flora bacteriana o microbiota, debido a cambios que se producen en el tipo de especies, o bien en el número. La disbiosis puede producir múltiples efectos sobre la salud del individuo, desde cambios metabólicos, dificultades en la digestión y tránsito intestinal, problemas inmunológicos y repercusiones sobre la salud mental. La disbiosis se relaciona frecuentemente con el síndrome del intestino irritable, teniendo en cuenta que muchas veces las molestias comienzan a percibirse de forma más severa tras una infección o gastroenteritis, por tanto, la disbiosis puede ser una de las múltiples  causas  del intestino irritable o contribuir al agravamiento de la sintomatología. La disbiosis debilita la barrera intestinal y produce dificultadas a nivel de la digestión y del metabolismo, así como alteraciones del sistema inmunológico.

¿Cuándo se adquiere la flora bacteriana o microbiota? Tradicionalmente se ha considerado que la flora bacteriana o microflora se adquiere inmediatamente después de nacimiento, aunque algunos estudios recientes apuntan a que quizás durante el embarazo pueda comenzar a producirse la colonización del tubo digestivo. Las primeras bacterias en colonizar el tubo son aerobias (crecen en presencia de oxígeno), y pertenecen al género Lactobacillus y Escherichia Coli. Estas bacterias van consumiendo el oxígeno y favorecen la proliferación de otras bacterias de tipo anaerobio (crecen en ausencia de oxígeno) como Bacterioides, Clostridium, Bifidobacteria y Eubacteria. Poco a poco se crea un microclima interior que va favoreciendo el crecimiento y la estabilización de la flora en torno a los 2 años de edad. El entorno en el que produce el nacimiento, el tipo de parto, natural o por cesárea, la lactancia materna, etc. son factores que podrían influir en el crecimiento de la microbiota.

¿Cómo afecta la disbiosis a la salud? Los síntomas de la disbiosis suelen ser inespecíficos o subclínicos, por eso es difícil llegar a un diagnóstico, salvo que se recurra a pruebas especiales de análisis de heces. Algunos de estos síntomas son:

  • Distensión abdominal
  • Diarrea, estreñimiento o ambos
  • Ansiedad, depresión, cambios en el estado de ánimo
  • Alergias o intolerancias alimentarias
  • Erupciones e irritaciones cutáneas
  • Debilidad, mareo, fatiga crónica
  • Migrañas
  • Infecciones frecuentes
  • Trastornos menstruales

¿Cómo se diagnostica la disbiosis? El diagnóstico de la disbiosis requiere la evaluación por un médico digestivo. Los síntomas anteriormente descritos pueden orientar hacia una sospecha de disbiosis, pero es necesario también analizar de forma cualitativa y cuantitativa la microbiota, mediante el estudio de las heces, así como determinar algunos marcadores funcionales  que pueden indicar la repercusión que la disbiosis  puede estar generando sobre otros órganos. Estos marcadores funcionales pueden ser la determinación de la calprotectina, zonulina, residuos digestivos, elastasa pancreática, ácidos biliares, IgAs (índice funcional de sistema inmune de mucosas) EPX (índice de actividad de parásitos y alergias) etc. Si quieres ampliar más información sobre los marcadores funcionales, te recomiendo leer el artículo Marcadores funcionales en el estudio de las enfermedades digestivas.
En caso de diagnosticarse la disbiosis, el especialista digestivo te programará una pauta de recomendaciones dietéticas y algunos complementos que te podrán ayudar a mejorar notablemente tu estado de salud.
 ¿Cuál es el tratamiento de la disbiosis? El objetivo principal que persigue el tratamiento de la disbiosis es recuperar el equilibrio de la flora bacteriana o microbiota. Hay diferentes formas de tratamiento. Hace algunos años, la aplicación de antibióticos selectivos de forma periódica era una de las opciones, pero en la actualidad se prefiere recurrir a otros métodos que presenten menos efectos secundarios.
De forma general, estas son algunas recomendaciones para el tratamiento de la disbiosis:

    • Cuidar la alimentación, evitar los alimentos precocinados y con azúcares y harinas refinadas, e incluir alimentos prebióticos (alcachofa, ajo, puerro, espárragos, arroz integral)
    • Tomar probióticos que aporten bacterias “buenas” a nuestro cuerpo. Los probióticos se pueden tomar como suplemento o bien incluir alimentos en la dieta que contengan probióticos como el yougurt natural, el pan con masa madre, etc.
    • Evitar el estrés de forma crónica, realizando ejercicios de relajación, meditación, ect. La actividad física moderada es una forma saludable de reducir el estrés, junto con otras actividades como escuchar música, leer, practicar algún hobbie, etc.
    • Tomar alimentos antibióticos (ajo, cebolla, jengibre, tomillo, romero, limón, etc.)
    • Mantener una hidratación adecuada tomando al menos 2 L. de agua al día.
    • Tomar suplementos que refuercen la mucosa intestinal (Permeavit, Insulea, Glutaform)





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